“En los últimos años, los
bolsos con nombre propio, como el ‘ Spy‘ de Fendi o el ‘Paddington‘ de Chloé, han generado obsesión, listas de espera y severas deudas en mujeres con sueldo medio. Si tu identidad cabe en un
bolso, la
moda te da la respuesta: cómprate uno enorme.
El fenómeno de los bolsos con nombre propio enfila ya su tercer o cuarto año de
vida y no da signos de remitir.
En la
red proliferan blogs y webs dedicados al
tema, como pursblog.com o purseing.com, y las revistas especializadas (sobre todo las más celebrity-céntricas como
Glamour o InStyle) tienen que
hacer la ronda
casa semana: ¿qué bolso cuelga hoy de los famélicos bracitos de Mischa Barton? Uno que a) no ha pagado (no como las dos neoyorquinas con sueldo medio que tendrán que sacrificar diez cenas y un sofá nuevo) y que b) está a punto de provocarle una luxación de
codo.
La moda ama los mensajes simples. Y si hay mujeres dispuestas a ceder su identidad a su bolso, el
sistema les va a
ofrecer una respuesta no tan irónica como cargada de mala leche: vendérselos del tamaño de un saco de mudanzas. ¿No quieres bolso? Toma dos tazas.
Esta temporada, el tamaño de los bolsos es en si mismo una burla y una parodia.
Ver a las Olsen arrastrar sus bolsos sarcófago por Los Angeles sólo puede provocar lástima. ¿Qué es tan importante que tiene que cargarse todo el
día en un Muse de Yves Saint Laurent? Que se lo pregunten a Lindsay Lohan, Naomi Watts y Jennifer Lopez, que lo tienen. Y a 50 recién ascendidas a Recursos Humanos, que también. Gracias a él podrán ir a la
oficina pensando: no estoy
sola, vengo con mi bolso.
Antes, sólo las casas peleteras como Louis Vuitton subían bolsos a la pasarela. Pero desde que el ‘fashion system’
gira en torno a los accesorios, son de rigor en la
presentación de las colecciones. Desde arriba, y en el sentido de las agujas del
reloj, maxibolsos vistos en Chanel,Camila Staerk, Marc Jacobs, Céline y Prada.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario